miércoles, 1 de enero de 2014

Año Nuevo. Vida Nueva.

Año Nuevo. Vida Nueva.
Y una mierda, con perdón.

Esa frase es el típico mensaje esperanzador que se dice uno mismo para animarse a cambiar las cosas que no le gustan. Un guiño a los 365 días venideros para que se porten bien con nosotros. Cuando uno simplemente está triste, pero no sabe que remedio poner, dice esa frase:
"Año Nuevo. Vida Nueva."
Somos así de ilusos. Así de vagos, que creemos que el año que entra puede hacer bien todo lo que no hemos sido capaces nosotros de hacer en el pasado.
"De ilusiones se vive", porque con el "año nuevo, vida nueva", no? 
Sin embargo, llega el 1 de Enero y al despertar con o sin resaca, en nuestra cama o en otra, no notamos esa magia que esperábamos que recorriera nuestro cuerpo el primer día de ese tan mágico año nuevo en el que, mágicamente, tendríamos una vida completamente nueva.
Pasan las horas, y sientes la decadencia de la fiesta, la marcha de los familiares... Se apagan las luces, se enciende el silencio... Vuelve la rutina.

Uno sigue estando simplemente triste, pero aún resuena levemente en su cabeza, junto con la algazara del día anterior, esa tonta esperanza de que el año que viene, tendrá una vida nueva, en la que podrá dejar de llorar a solas y en silencio sin más consuelo que el suyo propio.

Feliz Año Nuevo.