En un día de febrero
no recuerdo cual
desatando mi memoria
eché la vista atrás.
Entre párrafos y letras
escondidos en algún lugar,
sentimientos enterrados
comenzaron a aflorar.
Pesados como piedras,
difíciles de olvidar,
mas crecían como hiedra
lentamente y sin cesar.
Se agarraron a mi pecho
al corazón, mucho más
y lanzaban sus memorias
afiladas, cual cristal.
Se calmaron tras un tiempo,
dejaron de atacar,
sus ofensas se guardaron
y se dispusieron a marchar
a esconderse aquellas letras
en los párrafos que debían estar
de los que escaparon en febrero,
el día, no recuerdo cual.
Son peces tozudos
ResponderEliminarque vuelven
donde nacieron.
Son dorados
como manillas
de un reloj antiguo.
Son rojos
como el dolor
y la pasión.
Son peces de febrero,
el mes de la lluvia
el mes de los fríos,
son peces de febrero.
Qué complicados
los malditos peces,
que mueren
de puro cansancio.
Y los verás en el mismo punto
sin vida,
en la misma corriente.
Son peces de febrero
que remontan
rocas y aguas.
Gritan. Están ahí. Gritan.
Son silentes.