miércoles, 12 de febrero de 2014

Un día de febrero

En un día de febrero
no recuerdo cual
desatando mi memoria
eché la vista atrás.

Entre párrafos y letras
escondidos en algún lugar,
sentimientos enterrados
comenzaron a aflorar.

Pesados como piedras,
difíciles de olvidar,
mas crecían como hiedra
lentamente y sin cesar.

Se agarraron a mi pecho
al corazón, mucho más
y lanzaban sus memorias
afiladas, cual cristal.

Se calmaron tras un tiempo,
dejaron de atacar,
sus ofensas se guardaron
y se dispusieron a marchar

a esconderse aquellas letras
en los párrafos que debían estar
de los que escaparon en febrero,
el día, no recuerdo cual.

1 comentario:

  1. Son peces tozudos
    que vuelven
    donde nacieron.

    Son dorados
    como manillas
    de un reloj antiguo.

    Son rojos
    como el dolor
    y la pasión.

    Son peces de febrero,
    el mes de la lluvia
    el mes de los fríos,
    son peces de febrero.

    Qué complicados
    los malditos peces,
    que mueren
    de puro cansancio.

    Y los verás en el mismo punto
    sin vida,
    en la misma corriente.

    Son peces de febrero
    que remontan
    rocas y aguas.

    Gritan. Están ahí. Gritan.

    Son silentes.

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