martes, 30 de abril de 2013

Una buena noche


Era una perfecta noche para desaparecer. 
Había salido de su casa cargada de basura. No hacia ni frío ni calor. 
Un perro ladraba a lo lejos mientras la oscuridad emitía su particular susurro.
Los recuerdos y las palabras le pesaban en el corazón y en los ojos, y no les quedaban más remedio que caer escandalosamente al asfalto, rompiendo la tranquilidad de la calle vacía.
Se decía a si misma que ojalá desaparecieran realmente tan fácil.

Hasta la luna tenía reproches preparados para ella esa noche, así que, no quedaba mucho por hacer.

Un leve tintineo llamó su atención. 
Un vaso roto en la bolsa de basura... Si, era una buena noche para desaparecer.

Sus pasos eran lentos, y le ayudaban a asimilar la repentina decisión que había tomado.



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