martes, 4 de diciembre de 2012

Rutinas de las que todo el mundo habla


Hoy es más de día que otros días, pensó nada mas salir.
Iba tarde y para colmo se entretenía en cambiarse de ropa. 
-Da igual lo que te pongas, vestida o en pelotas vas a seguir siendo tu.- pensaba mientras corría hacia la parada, sin mas desayuno en el cuerpo que un poco de agua y mucho frío de la calle.
No le dio tiempo a sacar la cartera cuando el autobús ya le abría sus puertas de mala gana.
Paga. Entra. Se dirige a su sitio.
Es curioso pues la mayoría de los viajeros diarios se habían asignado un lugar que cada día ocupaban casi religiosamente, como buenos devotos urbanos.

A partir de ahí, la misma estampa pero de distinto color, se sucedía sin pausa por los amplios ventanales.
Película que se reproduce en directo cada mañana para los que observan. 
Actores conocidos, desconocidos.
Actores interesantes, invisibles.
Actores descarados que miran directamente a los ojos del espectador, sonrojándole tras el azul cristal.
Gente gris, marrón y negra.
Coches rojos, blancos y grises.
Edificios rotos que esconden tras de si árboles y horizonte.
Nubes que tapan pedacitos rotos de cielo.
Personas que ocultan sus rotos con ropa bonita y maquillaje.
Cosas comunes y no tan comunes con las que comúnmente se encontraban.
Miles y diversas situaciones de las que hablar con solo dos palabras.
Fantasías y letras que nacen entre cabezadas.

Despierta con el suave sonido de un ding, y se percata de que pronto llegará a su destino.
Frota sus ojos y se despide de su asiento y de su vaho en la ventana.
Coge su mochila. Baja del autobús. Camina.


No hay comentarios:

Publicar un comentario